lunes, 5 de julio de 2010

Querida Mari Tere



Querida Mari Tere,
Es curioso ver que formamos parte de un círculo perfecto que igual que gira se detiene para devolverte algún momento perpetuo.
Así, esta mañana estuvimos en la peluquería con Enric y una señora mayor que esperaba en el diván después de regalarnos una sonrisa amplia y hermosa nos dejó un cachito para sentarnos.
Que señora más agradable, optimista y elegante. En un momento solo escuchándola entendí que era una gran mujer y que a su avanzada edad Azucena vivía plena y dichosa.
Nos hizo una delicia de mañana entre sonrisas constantes mezcladas con las anécdotas de su vida, del que llama su novio con razón porque con él ha compartido matrimonio desde 1948 y noviazgo desde cinco años antes, como no llamarle novio y marido y padre si con él ha fraguado toda su vida.
Y es así que la voy viendo en el espejo y la escucho atentamente, y es así que me acudes a la mente Mari Tere porque sin conocerte en vista se me antoja que debías ser como Azucena.
Recuerdo mil palabras que me ha relatado de ti tu hijo. Como no entender si él lleva en sí mismo toda la esencia de esa gran mujer que has sido, eres y serás viviendo en todos los que te han tenido.
Que mujer de bandera, valiente y brava. Pionera donde las haya conduciendo en un mundo de caballeros, te han conocido aquí y lejos porque has querido regalar un trocito de tu vida en cualquier lugar y en tiempos de miedos y transiciones. Siempre en vanguardia, en crecimiento constante con gente que como tú ha amado la vida plena.
Solo he tenido tu voz tras el teléfono, aunque la he conocido y la he hecho mía porque transmitías lo que nadie y contagiabas el cariño y la serenidad. Como en nuestra última conversación, aún consciente de tanto que te estaba pasando en un no nada, insistías en pasarme la receta del hornazo y yo pidiéndote un esfuerzo más por verte.
Se poco o nada de todo lo que fuiste y me duele. Pero se que aún he de saber más de ti, he de pasear por las calles de Salamanca de la mano de él que me acompañará por los lugares donde has crecido, en los que te enamoraste y en los que has visto crecer a los tuyos.
Igual que yo doy a mi hijo lo mejor de mi, el tuyo también lo lleva dentro y en su amor absoluto a mi me entrega todo de ti.
Gracias Mari Tere, con todo mi cariño,
Anna